La Comisión da un último paso hacia la aprobación de la patente única europea

La Comisión Europea presentó el 1 de Julio de 2010 una propuesta para reducir los trámites de traducción de la futura patente de la UE. Esta propuesta, que constituye el último elemento necesario para que la patente única de la UE se haga realidad, se basa en el régimen de tres lenguas de la Oficina Europea de Patentes (OEP) y pretende reducir de forma importante los gastos de traducción actuales.

Con arreglo a la propuesta de Reglamento del Consejo presentada el 1 de Julio, mediante la cual se pretende reducir los costes de traducción asociados a la consecución de una patente, los costes de tramitación de una patente de la UE válida en los veintisiete Estados miembros serían inferiores a 6.200 euros, de los cual solo el 10 % correspondería a las traducciones.

La propuesta de la Comisión se basa en el régimen lingüístico vigente en la OEP. La Comisión propone que las patentes de la UE se examinen y se concedan en una de las lenguas oficiales de la OEP, a saber, el inglés, el francés o el alemán. La patente concedida se publicaría en una de estas lenguas y esta versión sería el único texto auténtico, esto es, jurídicamente vinculante. La publicación incluiría traducciones de las solicitudes a las otras dos lenguas oficiales del EPO. Las solicitudes son la sección de la patente que define el alcance de la protección del invento.

No se exigiría al titular de la patente ninguna otra traducción a otras lenguas, salvo si media un litigio relativo a la patente de la UE, en cuyo caso se puede pedir al titular de la patente que presente traducciones a su costa. Por ejemplo, el titular podría tener que proporcionar un ejemplar de la patente en la lengua de un presunto infractor o en el idioma del proceso judicial si es distinto de la lengua de la patente.

La propuesta de reducir los requisitos de traducción, último elemento de la legislación de reforma de las patentes representa, en palabras del Comisario Barnier, “una buena noticia para los innovadores de toda Europa, especialmente las pequeñas empresas. Ahora espero que los Estados miembros actúen con rapidez para garantizar que la patente de la UE se haga realidad. Me he comprometido a colaborar estrechamente con todas las partes para alcanzar un acuerdo final”.

La propuesta de la Comisión también establece medidas complementarias que deben acordarse para que el sistema de patentes sea más accesible para los innovadores. En primer lugar, deberían existir traducciones automáticas de alta calidad de las patentes de la UE en todas las lenguas oficiales de la UE, de manera que los inventores europeos podrían consultar más fácilmente en su propia lengua la información técnica sobre las patentes. Además, para simplificar el acceso a la patente de la UE a los solicitantes de los países de la UE cuyas lenguas no sean el inglés, el francés o el alemán, los inventores tendrían la posibilidad de presentar solicitudes en su propia lengua. Los gastos de traducción a la lengua de procedimiento de la OEP (que podrá ser el inglés, el francés o el alemán a elección del solicitante al presentar su solicitud) podrían acogerse a devolución.

La futura patente europea

El sistema de patentes actual en Europa, sobre todo en lo relativo a los requisitos de traducción, es muy caro y complejo. La Oficina Europea de Patentes (OEP) examina la solicitud de patente y se encarga de conceder una patente europea de reunirse las condiciones aplicables, pero el inventor deber pedir su validación a escala nacional para que la patente concedida goce de reconocimiento en un Estado miembro, con lo que debe incurrir en gastos administrativos y de traducción.

Conseguir una patente europea es actualmente diez veces más costoso que en los EE UU. Esta situación desalienta la investigación, el desarrollo y la innovación y va en detrimento de la competitividad europea.

Por este motivo, Europa debe actuar para que los innovadores puedan proteger sus inventos a un coste asequible gracias a una patente única que sea válida en todo el territorio de la Unión Europea, con unos gastos de traducción mínimos y sin necesidad de validar también sus patentes a escala nacional, como tienen que hacer actualmente.

Con este objetivo la Comisión propuso en agosto del año 2000 un Reglamento sobre una patente comunitaria (denominada ahora patente de la UE con arreglo al Tratado de Lisboa), y posteriormente en diciembre de 2009, los Estados miembros adoptaron por unanimidad unas conclusiones sobre la mejora del sistema de patentes en Europa.

Los Estados miembros alcanzaron un acuerdo político en diciembre de 2009 al adoptar una serie de conclusiones del Consejo y un planteamiento general acerca de un Reglamento sobre la patente de la UE. Este acuerdo contempla las características principales tanto de un nuevo tribunal de patentes en Europa como de la futura patente de la UE, pero excluye el régimen de traducción. No obstante, los Estados miembros acordaron que las traducciones relacionadas con la patente de la UE se contemplarían en un Reglamento aparte, razón por la cual la Comisión ha presentado esta propuesta relativa al régimen de traducción de la patente de la UE.