Tras Copenhague: paso positivo pero insuficiente para las ambiciones de la UE.
El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, expresó su decepción por el pobre acuerdo alcanzado tras 11 horas de negociaciones en la Conferencia del Clima de Copenhague, con resultados "muy por debajo" de las expectativas de la UE. El pacto carece de elementos que la UE considera cruciales como, por ejemplo, unos objetivos colectivos para reducir las emisiones de efecto invernadero. Además de no fijar un plazo en 2010 para celebrar un tratado, ni tan siquiera menciona la necesidad de un acuerdo jurídicamente vinculante.
La Conferencia, programada hasta el viernes, se prorrogó ante el dilema de los líderes mundiales entre la conveniencia de aceptar el acuerdo o volver a casa con las manos vacías. El sábado, tras una noche de debates acalorados, se decidió "tomar nota" del pacto. El pacto surgió de las conversaciones de último minuto entre Estados Unidos y cuatro grandes economías en desarrollo: China, India, Brasil y Sudáfrica.
"No escondo mi decepción", manifestó el Presidente Barroso. "Sinceramente, este nivel de ambición queda muy por detrás de lo que esperábamos. Aun así más vale este acuerdo que ninguno."
El pacto prevé reducir las emisiones de gases de efecto invernadero "con vistas a" contener el calentamiento del planeta en 2°C, umbral por encima del cual el cambio climático podría tener efectos irreversibles. También exhorta a los países desarrollados a efectuar reducciones importantes y verifiables. Los países en desarrollo empezarían a reducir sus emisiones y comunicar sus resultados cada dos años, con "disposiciones para análisis y consultas internacionales".
Pero el texto no fija objetivos de emisión globales como la reducción del 20% que ya se exige a los países de la UE. Cada país podrá decidir por sí mismo hasta dónde quiere llegar. El acuerdo cita el plazo de 2015 para revisar las acciones emprendidas, si bien los países deberán comunicar sus objetivos para finales de enero.
El resultado más tangible fue el compromiso de los países desarrollados de aportar 30.000 millones de dólares (21.000 millones de euros) durante los tres próximos años, y 100.000 millones de dólares (70.000 millones de euros) de aquí a 2020, a proyectos en países pobres para fomentar las energías limpias y combatir la sequía, la subida del nivel de los mares y otros efectos del cambio climático. La UE ha prometido 7.200 millones de euros del paquete de 21.000 millones en forma de financiación rápida, procedente de diversas fuentes públicas y privadas.
La Unión Europea ha asumido un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático y se ha comprometido a reducir un 20% las emisiones respecto a 1990, como también reducir un 20% el consumo energético y aumentar el porcentaje que provenga de fuentes renovables. Estos son los compromisos sobre los que los 27 Estados miembros ya están trabajando actualmente, pero, además, la Unión Europea se había mostrado dispuesta a aumentar estos compromisos hasta el 30% de reducción de las emisiones si en la cumbre mundial de Naciones Unidas sobre cambio climático de Copenhague las potencias desarrolladas hubiesen llegado a un acuerdo global sobre este objetivo.