Una PAC más equitativa y racional para después de 2013

La reforma y el futuro de la Política Agrícola Común (PAC) es sin duda uno de los mayores retos de la Unión Europea. Su reformulación, tal como señala la Comisión, afecta no sólo a agricultores sino  a todos los ciudadanos como consumidores y contribuyentes. Lograr una agricultura competitiva desde el punto de vista económico y medioambiental es uno de los objetivos que trata de lograr la Comisión con los objetivos marcados en la Comunicación acerca del futuro de la PAC presentada el 18 de noviembre.

La Comunicación sobre “La PAC en el horizonte de 2020: responder a los retos futuros en el ámbito territorial, de los recursos naturales y alimentario” publicada el 18 de noviembre por la Comisión considera los futuros instrumentos que podrían ser adecuados para alcanzar mejor los objetivos planteados para el futuro de la agricultura comunitaria.

Estos objetivos, que han sido definidos a lo largo de 2010 a través de un debate público organizado por la Comisión acerca del futuro de la PAC así como una importante conferencia en la se debatieron los retos de la agricultura comunitaria, se centran en tres aspectos fundamentales:

  • Una producción de alimentos viable
  • La gestión sostenible de los recursos naturales y la acción climática
  • El mantenimiento del equilibrio territorial y la diversidad de las zonas rurales

La Comunicación subraya también la importancia de proceder a la distribución y redefinición de las ayudas y a una mejor selección de sus destinatarios, sobre la base de criterios objetivos y equitativos de fácil comprensión para el contribuyente. Estos criterios deberán ser tanto económicos (teniendo en cuenta el elemento de “apoyo a la renta” de los pagos directos) como medioambientales (reflejando el hecho de que los agricultores proporcionan bienes de interés general), y las ayudas deberán orientarse más hacia los agricultores activos.

Deberá organizarse una organización de los fondos más equitativa, que sea viable desde el punto de vista económico y político, contemplando un periodo suficiente de transición con objeto de evitar graves perturbaciones.

En lo que se refiere a las medidas de mercado, tales como la intervención pública y la ayuda al almacenamiento privado, podría haber cierto margen para medidas de racionalización y simplificación, y posiblemente para la introducción de nuevos elementos destinados a mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria. Aunque estos mecanismos constituyeron los instrumentos tradicionales de la PAC, las sucesivas reformas han potenciado la orientación al mercado de la agricultura de la UE, reduciéndolos a una mera red seguridad.

Si bien la política de desarrollo rural ha permitido el fomento de la sostenibilidad económica, medioambiental y social del sector agrícola y de las zonas rurales, se ha pedido con insistencia que consideraciones medioambientales y consideraciones relativas al cambio climático y a la innovación  se integren plenamente en todos los programas de forma horizontal. La Comunicación subraya además la importancia de las ventas directas y de los mercados locales, así como de las necesidades específicas de los jóvenes agricultores y los nuevos agricultores.

Un nuevo elemento de la futura política de desarrollo rural sería un conjunto de instrumentos de gestión de riesgos que contribuya a abordar mejor la incertidumbre del mercado y la inestabilidad de las rentas. Los Estados miembros deberían poder disponer de opciones para abordar los riesgos en materia de producción y rentas, que podrían ir desde un nuevo instrumento de estabilización de rentas compatible con la Organización Mundial del Comercio (OMC) hasta un mayor apoyo a los instrumentos de seguro y a los fondos de inversión.