La UE conmemora los 30 años de la Directiva de Aves

El 2 de abril celebra su 30 aniversario la Directiva de Aves, primer acto legislativo de la UE para la protección de la naturaleza. Es uno de los principales logros de la política europea de medio ambiente y el núcleo de la estrategia de la UE para detener la pérdida de biodiversidad. La Directiva de Aves ha desempeñado un importante papel a la hora de invertir la tendencia a la desaparición de algunas de las especies de aves más amenazadas de Europa, en especial por medio de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

La Directiva de Aves, un éxito rotundo

Treinta años después de su adopción, la Directiva de Aves sigue siendo el acto legislativo más importante de la UE para la protección de las aves europeas. Es, también, el mayor éxito de la política de medio ambiente de la Unión.

Un estudio publicado en la revista Science confirma que esa Directiva ha contribuido considerablemente a detener la reducción de las poblaciones de algunas de las especies de aves más amenazadas de Europa. La mejora de las perspectivas de futuro para especies de aves amenazadas se debe, en gran medida, a la creación de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). La red de casi 5 000 ZEPA ocupa más del 10 % de la superficie terrestre de Europa, así como grandes zonas marinas costeras y forma parte integrante de la red ecológica Natura 2000.

La Directiva de Aves es un excelente ejemplo de cooperación eficaz a nivel internacional. Cuando se adoptó en 1979, la UE estaba compuesta sólo por nueve Estados miembros. Hoy, la cooperación se ha extendido a toda la UE ampliada, y existen ZEPA en los 27 Estados miembros. En toda la UE se aplican las mismas normas de protección de las aves, y la Comisión controla rigurosamente su ejecución, llevando, incluso, a los Estados miembros ante los Tribunales cuando resulta necesario.

De hecho, la Comisión publicó recientemente una guía oficial sobre la caza sostenible de especies silvestres, prueba de que la Directiva continúa en pleno vigor y se sigue trabajando en el ámbito de la protección de las aves europeas.

La Directiva de Aves ha reconocido la importancia de actividades humanas que coexisten con la naturaleza, tales como la caza, la pesca y la agricultura. Gran parte de la superficie ocupada por la red Natura 2000 va a seguir, probablemente, en manos privadas, pero se deberá garantizar que su gestión futura se realice de forma sostenible, tanto desde el punto de vista ecológico como económico.

Retos de cara al futuro

A pesar de todos esos logros, la gran diversidad de la avifauna de la UE, con más de 500 especies silvestres, sigue sometida a fuertes presiones. Según los estudios científicos más recientes, el 43 % de las especies de aves europeas están amenazadas o están viendo cómo sus poblaciones se reducen de forma alarmante. Esto supone un enorme reto para la realización de la red Natura 2000 y su componente marino.

La salud de las aves silvestres es sintomática de las presiones que se ejercen sobre la biodiversidad, como el cambio climático, por ejemplo. Se está observando ya un cambio en la distribución de algunas poblaciones de aves. Uno de los retos más importantes de cara al futuro consiste en garantizar un espacio adecuado para la naturaleza y en adaptar las medidas de conservación de las aves a un clima cambiante.

La Directiva de Aves contribuye también a la realización de los compromisos internacionales contraídos por la UE para la protección de las aves migratorias. Dado que muchas especies pasan parte de su vida fuera de Europa, resulta fundamental trabajar con otros países que se encuentran en sus rutas migratorias con objeto de darles la protección necesaria para el mantenimiento de unas poblaciones de aves saludables.

Contexto

La Directiva de Aves se adoptó en respuesta a la creciente preocupación suscitada por la reducción de poblaciones de aves silvestres europeas como consecuencia de la contaminación, la pérdida de hábitats y unas actividades humanas insostenibles. Obedecía, también, a la necesidad de reconocer que las aves silvestres, muchas de ellas migratorias, son un patrimonio común de los Estados miembros, cuya conservación eficaz requiere una cooperación internacional.